Las estalactitas, las estalagmitas y otras caprichosas estructuras presentes en las cuevas son conocidas como espeleotemas. Su formación suele atribuirse a procesos físicos, específicamente a la disolución, el escurrimiento y el depósito de agua con minerales en la cueva. Pero en el cenote Zapote, en Quintana Roo, se acaba de descubrir un tipo de espeleotema único, una formación mineral que creció bajo el agua gracias a la ayuda de bacterias y arqueas.
Estas extrañas formaciones son conocidas como campanas del inframundo, o Hells Bells, por los buzos que visitan el cenote. Son estructuras colgantes con forma de campana o trompeta que alcanzan una altura de dos metros y un diámetro de 80 centímetros en su parte más ancha.
Estas formaciones le llamaron la atención a Jerónimo Avilés Olguín, director del Instituto de la Prehistoria de América, A.C. Al espeleólogo e investigador le parecía muy extraña la forma en la que habían crecido las estalactitas y verlas, incluso en el tronco de un árbol que había caído en el cenote, lo hacía sospechar que eran formaciones recientes y que tal vez podrían haber crecido bajo el agua.
En un principio, los colegas de Jerónimo Avilés tomaron esta teoría como algo poco probable, pero el equipo de trabajo, formado por científicos mexicanos y alemanes, decidió realizar una investigación más profunda y determinar si era posible que las campanas estuvieran creciendo bajo el agua y por qué mecanismo lo estaban haciendo.
Para ello, el equipo de espeleobuceo formado por Vicente Fito, quien exploró el cenote por primera vez; la microbióloga Anna Geenen, del Instituto de Ciencias Biológicas de Karlsruhe Alemania; Mónica Torres; Eugenio Aceves y Jerónimo Avilés, colectó algunas campanas y agua de diferentes profundidades del cenote.
Una vez recuperadas, las muestras se mandaron al Dr. Wolfgang Stinnesbeck de la Universidad de Heidelberg, en Alemania, para conocer la edad de las campanas e identificar a los microorganismos en ellas y en el agua, pues sospechaban que estaban involucrados en la formación de los espeleotemas.
El resultado del fechamiento indicó que las campanas tenían en su capa más antigua alrededor de cuatro mil 500 años y en su capa más reciente casi 300 años. Es decir, que habían estado creciendo desde mediados del Holoceno hasta la actualidad.
Hace aproximadamente 10 mil años, el nivel del mar estaba 100 metros por debajo del nivel actual y las cuevas y cenotes de la Península de Yucatán estaba secas. Pero cuando la temperatura del planeta aumentó, los glaciares se derritieron y el nivel del agua aumentó hasta alcanzar su nivel actual, hace cuatro mil 500 años.
Esto quiere decir que las campanas del inframundo crecieron completamente bajo el agua, algo único entre los espeleotemas.
El grupo de científicos mexicanos y alemanes publicaron su descubrimiento en la revista Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology.
Arqueas y bacterias que hacen crecer las rocas
Las campanas del inframundo habían estado creciendo bajo el agua, ¿pero por qué? En un situación normal, los espeleotemas se forman por que el agua de lluvia al caer absorbe el dióxido de carbono (CO2) del ambiente y se vuelve un poco ácida. Al volverse ácida adquiere la capacidad de disolver algunos minerales en el subsuelo y los arrastra en su camino.
Cuando el agua con el CO2 y los minerales escurre hasta una cueva o una cavidad con aire, el CO2 que traía disuelto se libera al ambiente y el agua pierde la capacidad de retener los minerales que arrastraba. En ese momento los minerales se depositan y construyen formas caprichosas como las estalactitas o las estalagmitas.
Pero las campanas que crecían en el cenote Zapote no podían haberse formado de esta manera. Los científicos descubrieron que en las campanas vivía un tipo de bacterias que no estaban presentes en el agua del cenote ni a otras profundidades.
Al parecer, para realizar sus funciones vitales, estas bacterias utilizan el CO2 en el agua y al hacerlo disminuyen su acidez y su capacidad para retener minerales disueltos. Esto genera un microambiente que ocasiona que los minerales precipiten y capa por capa den origen a las campanas.
Este microambiente también se ve influenciado por las condiciones fisicoquímicas que se generan a 30 metros de profundidad, en la haloclina, una capa de salinidad media donde el agua dulce de la lluvia y el agua salada del mar mezclan. De hecho, las campanas solo crecen unos metros por encima de esta capa.
Este tipo de crecimiento bajo el agua solo se había detectado en contadas ocasiones en cuevas en Nuevo México, España, Alemania y en los Alpes. En donde también se ha asociado a la presencia de microorganismos que facilitan el depósito de minerales.
Esta es la primera vez que se documenta este tipo de formaciones en México. Por su tamaño y origen microbiológico puede decirse que son los biotemas más grandes del mundo, y para Jerónimo Avilés son una prueba más de que la exploración de los cenotes tiene mucho que contarnos sobre la vida en el planeta. El equipo de investigación continuará con el estudio de las campanas del inframundo, ahora también con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt)
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